Durante su “ciclo de vida” en el almacén, las mercancías pasan por una serie de etapas:
recepción, almacenamiento, ensamblaje, empaque, expedición, etc.
Es extremadamente importante que en cada etapa las mercancías estén donde deben estar.
Es inaceptable que:
Para evitar tales errores, el almacén se divide en zonas funcionales:
La división puede ser:
Con frecuencia se habla de esto “parece que todo está claro de todos modos” — y el tema permanece subestimado:
las zonas surgen de forma espontánea, no hay suficiente espacio, “todo funciona de todos modos”.
Pero es la zonificación adecuada la base de una logística fiable y segura.
Si solo vas a lanzar un almacén o planear rediseñarlo, presta especial atención a la zonificación. Esto es lo que afecta a todo: desde la velocidad de montaje hasta el número de errores y pérdidas.
Las zonas deben planificarse no "por intuición", sino basadas en el movimiento de mercancías (flujo de mercancías).
Anteriormente, di un esquema estándar: aceptación → almacenamiento → ensamblaje → embalaje → envío.
Esta puede ser tu base, o puedes desarrollar la tuya, adaptada a: